sábado, 4 de diciembre de 2010

Leishmaniasis: la picadura que puede enfermar a tu mascota


A cualquier amante de los perros la palabra leishmaniasis, en un primer momento, le asusta. Sin embargo, si tu mascota sufre esta dolencia no tiene por qué tener un desenlace fatal: si se diagnostica y se trata a tiempo, los perros afectados pueden llevar una vida normal.


La enfermedad se transmite a través de la picadura de un tipo de mosquito muy concreto, el flebotomo. Cuando la hembra del insecto succiona la sangre de un animal afectado y después pica a otro sano se produce el contagio. Le puede suceder a otro tipo de animales, e incluso a las personas (pero solo en casos puntuales, cuando las defensas están muy bajas), pero se da sobre todo entre los perros.


Sus síntomas
Aunque la leishmaniosis es una enfermedad inespecífica (sus síntomas dependen mucho de la forma de atacar que tenga el parásito en cada caso), las alteraciones más frecuentes son pérdida de pelo, especialmente en la zona de los ojos y las orejas, lesiones en la piel y en las articulaciones, ánimo bajo y pérdida progresiva de peso, aunque el animal se alimente con normalidad.

En fases más avanzadas de la enfermedad, reconocibles porque sus uñas crecen de una forma exagerada (y que se producen sobre todo cuando la mascota no recibe tratamiento), la leishmanosis afecta a sus órganos internos, pudiendo provocar incluso insuficiencia renal. De momento, no hay forma de curar la enfermedad, aunque con un tratamiento adecuado se pueden paliar los síntomas eficazmente.


Cómo evitar el contagio
Se calcula que, sin una protección adecuada, el riesgo de contraer leishmaniosis está entre un 3 y un 18% (depende de la zona en la que vivas, puede haber más o menos mosquitos). Y es que además de la picadura del insecto, otro factor muy importante es el estado del sistema inmunitario del perro.

Con unas defensas fuertes, la mascota puede ser incluso portadora del parásito sin que este llegue a atacar nunca a su organismo. Y aunque el porcentaje de riesgo no es muy elevado, para protegerle al máximo puedes llevar a cabo las siguientes medidas básicas de prevención:


Medidas de prevención
Usa productos antimosquitos.
Actualmente puedes encontrar en el mercado tanto pipetas de insecticida especial, que se aplican sobre el pelo del animal, como collares impregnados con una sustancia que repele los mosquitos. Pregúntale al veterinario sobre cuál es la frecuencia y la dosis adecuada para tu perro. En el caso de las pipetas, debes saber que es muy importante aplicarlas en una zona en la que el animal no alcance a lamerse como, por ejemplo, la parte de detrás del cuello.

Si quieres, puedes usar estas medidas de prevención durante todo el año ya que, además de repeler al mosquito causante de esta enfermedad, son eficaces contra pulgas y garrapatas.

Por la noche, mejor que duerma en el interior. Los mosquitos aprovechan los momentos con poca luz para picar, así que, si puedes, deja que duerma dentro de casa, sobre todo en primavera y verano, que es cuando el insecto está más activo. Los veterinarios recomiendan que permanezca en un sitio interior entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana. Y si quieres extremar las precauciones, pon mosquiteras en la zona en la que duerma el animal.

Los paseos, de día. Evita sacarlo a pasear al atardecer, especialmente por parques y jardines o si vives en una zona rural y muy cálida.

Lleva periódicamente a tu perro al veterinario. Entre la picadura y el momento en que la enfermedad empieza a hacerse evidente pueden pasar de 3 a 18 meses. Por ello son importantes las revisiones, ya que la infección se puede detectar de forma precoz en un perro que está aparentemente sano a través de un sencillo análisis de sangre. El mejor momento del año es en octubre, cuando la actividad del mosquito se reduce.

0 comentarios:

Publicar un comentario